Fue un vuelo comercial que cubría la ruta entre el Aeropuerto de Sofía - Vrazhdebna y el Aeropuerto de Varna, ambos aeropuertos en Bulgaria, el 7 de marzo de 1983. El avión involucrado en el accidente era un Antonov An-24.
Poco después de despegar, la aeronave fue secuestrada por cuatro personas de entre 17 y 22 años, sacando cuchillos y tomando a los pasajeros y tripulantes como rehenes, amenazándoles con estrellar el avión no obedecían sus órdenes. Los secuestradores mandaron a un pasajero para que le dijese a los pilotos que pusieran rumbo a Viena. Los pilotos aceptaron en un principio la orden, pero comunicaron por radio a las autoridades de la situación en el An-24 mientras continuaban rumbo a Varna, con la desconexión de toda la energía eléctrica de la ciudad para que los secuestradores no la reconociesen y también al Mar Negro.
Cuando el avión aterrizó en Varna, un policía y un trabajador del aeropuerto que hablaban alemán con fluidez, se disfrazaron como personal del aeropuerto austriaco para simular y convencer que estaban en Viena, y así sacarlos del avión. Pidieron un traductor para empezar las negociaciones, hasta que uno de los secuestradores se dio cuenta de que el policía llevaba una chaqueta de cuero búlgara, entrando así en pánico y amenazando con disparar a los 40 pasajeros. Mientras tanto, cuatro comandos antisecuestros entraron por una escotilla en el maletero, pudiendo detener a tres de los cuatro secuestradores. El que quedaba libre, se encerró en el baño junto a la azafata como rehén, amenazándola con asesinarla, hasta que dos comandos más entraron por la escotilla, tiraron la puerta abajo y dispararon al secuestrador, falleciendo al instante. La azafata tuvo una herida en el cuello que sangraba bastante, siendo trasladada al hospital y afortunadamente, pudo recuperarse del todo.
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