Fue un vuelo que iba desde el Aeropuerto Internacional McCarran (Las Vegas, Estados Unidos) y el Aeropuerto de Londres-Gatwick (Reino Unido), el 8 de septiembre de 2015. El avión siniestrado se trataba de un Boeing 777-200ER.
Cuando la aeronave estaba acelerando por la pista para despegar, los pilotos notaron un "fallo catastrófico del motor izquierdo" antes de alcanzar la velocidad de despegue. Por ello, decidieron abortar la maniobra de despegue, y tras frenar con los frenos de emergencia, las 170 personas a bordo evacuaron el avión, resultando 19 personas con lesiones leves, y una grave. El fuego generado fue apagado por los servicios de bomberos, que provocó daños severos en la bodega de carga y en el motor.
El informe final de la investigación concluye que el fuego se generó por un fallo de un carrete en uno de los compresores del motor, generando una grieta causado por fatiga, haciendo que la línea de suministro principal se separara de la bomba de combustible principal del motor, liberando combustible.
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