Era un vuelo privado que iba desde el Aeropuerto de Jerez (España) al Aeropuerto de Colonia-Bonn (Alemania), el 4 de septiembre de 2022. El avión involucrado en el accidente, como bien pone en el título, fue un Cessna 551.
A los pocos minutos de despegar, el piloto contactó con la torre de control para informar de un mal funcionamiento de la presión de cabina. Tras cruzar España y entrar en Francia, ningún controlador aéreo pudo hablar con el piloto, y a 36.000 pies de altura comenzó a girar cerca de París en dirección a Colonia, donde allí estaba planeado para que el piloto cogiera manualmente los mandos del avión. Sin embargo, no aterrizó y continuó volando en dirección noreste (rumbo 54º), sobrevolando Alemania, y dos horas y media después, ya se encontraba en el mar Báltico, cerca de Dinamarca y Suecia. Más tarde, el avión descendió y giró hacia el este (rumbo 116º), al parecer para aterrizar en el Aeropuerto de Ventspils, en la costa de Letonia. A 37 km de la ciudad, el combustible se agotó, y la aeronave comenzó a descender en espiral, para acabar estrellándose contra el agua. Fallecieron las 4 personas a bordo, un piloto y tres pasajeros, familiares entre sí.
En la investigación, pese a que no se pudieron recuperar las cajas negras del fondo del mar, sí estaba guardada la conversación que tuvieron el piloto y un controlador aéreo español del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas:
- 15:30: el piloto se comunica con la torre de control, presentándose y dando las buenas tardes, al parecer todo normal.
- 15:42: vuelve el piloto a contactar, informando «Hay un problema con el aire acondicionado, solicitud de descenso directo». El controlador le pregunta «¿Directo a dónde, por favor?». Contesta el piloto «Problemas con el aire acondicionado, eh, presurización, solicitamos descenso rápido», insistiendo mientras se escuchaba ruido de fondo. El controlador le pide que confirme su solicitud de descenso, pero no obtuvo respuesta.
Se confirmó por tanto, que la causa del accidente fue la despresurización de la cabina, que provocó la hipoxia de todos los presentes en la aeronave, en especial al piloto, que le imposibilitó pilotar. Este es uno de los casos que existen de "vuelo fantasma".
Se cree que no hubo testigos oculares del accidente, aunque hay personas que vieron y grabaron a la aeronave. Durante el vuelo, al conocerse la anormalidad del mismo, hubo más de 300.000 personas siguiendo a través de servicios de seguimiento de vuelos en línea al avión.
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