Era un vuelo de pasajeros que cubría la ruta entre el Aeropuerto Internacional de Birminghan (Reino Unido) y el Aeropuerto de Málaga - Costa del Sol (España), el 10 de junio de 1990. La aeronave siniestrada era un BAC One - Eleven 1-11.
Cuando la aeronave se encontraba a 5.300 m de altura, y mientras se servía la comida y las bebidas, el parabrisas del lado del capitán Tim Lancaster se desprendió del fuselaje. Esto provocó una descompresión explosiva que hizo que el capitán fuera succionado hacia afuera y se quedara atascado en el agujero donde antes estaba el parabrisas. Dos tripulantes sujetaron al capitán mientras el primer oficial Alistar Atchison trataba de aterrizar el avión, todo ello con una niebla en la cabina. El capitán Lancaster contó que él pudo ver la cola y los motores cuando estaba recostado en el techo del avión, antes de perder el conocimiento. Finalmente, la aeronave aterrizó en el Aeropuerto de Southampton, con el capitán a salvo, y sin ningún fallecido.
La investigación sacó a la luz que la causa del desprendimiento del parabrisas del capitán fue porque se cambió por uno nuevo, y los técnicos de mantenimiento decidieron cambiar también los tornillos, pero estos no eran los correctos, además de que no se apretó lo suficiente.
El primer oficial Atchison y los dos miembros de la tripulación que ayudaron a sujetar al capitán recibieron el elogio de la Reina de Inglaterra, y Atchison también consiguió el Premio Polaris por su heroísmo.
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