Era un vuelo comercial que iba desde el Aeropuerto Internacional Ninoy Aquino en Manila y el Aeropuerto Internacional Mactán - Cebú, ambos aeropuertos en Filipinas, el 11 de diciembre de 1994. La aeronave siniestrada era un Boeing 747-283B.
La aeronave se encontraba volando sobre el océano Pacífico, cuando una bomba colocada en el asiento 26K, cerca del depósito de combustible, explotó, falleciendo el pasajero que iba en ese sitio y 10 personas más fueron heridas. Rápidamente, la tripulación declaró la emergencia a bordo, además de que tenían problemas para manejar el avión. Cuando se aproximaba al aeropuerto más cercano, tuvieron muchas dificultades: utilizaron la palanca para controlar la aeronave, derramaron combustible para que fuera más ligero y quitar tensión en el tren de aterrizaje, y bajar la velocidad para tener bajo control el giro. Aterrizaron en el Aeropuerto de Naha, en la isla de Okinawa, Japón, y finalmente se atendieron a las personas a bordo.
Los investigadores, al contar con las evidencias que mostraba el interior del avión y de los testigos, afirmaron que fue un ataque terrorista, involucrado con el grupo Al Qaeda. Dentro de lo mal que fue el incidente, podía haber sido mucho peor: el 747-383B pertenecía a SAS Scandinavian Airlines con una configuración de asientos diferente y el asiento 26K estaba dos filas por delante del tanque de combustible, destrozando el fuselaje y la pérdida total de control. A parte, el retraso de poco más de media hora supuso que no ocurriera sobrevolando tierra, sino agua.
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