Fue un vuelo de pasajeros que iba entre el antiguo Aeropuerto Internacional Kai Tak (Hong Kong) y el Aeropuerto Internacional de Taiwán-Taoyuan (Taipéi, Taiwán), el 4 de noviembre de 1993. La aeronave protagonista en el accidente era un Boeing 747-409.
El día del vuelo, había tormenta por un tifón en el océano, por lo que las condiciones meteorológicas eran tan adversas, que uno de los aviones que había delante tuvo que abortar el aterrizaje. El capitán, a poco de aterrizar, desconectó el piloto automático y acelerador automático para tener mayor control, para aterrizar a 640 m del umbral de la pista a una velocidad de 150 nudos. El capitán por error, en vez de activar los inversores de empuje, aumentó la potencia del motor, hasta que el primer oficial se dio cuenta y activó el freno manual e inversores. Al darse cuenta de la inminente salida de pista, el capitán giró a la izquierda, colisionando con el sistema de luces de aproximación, y acabando en aguas poco profundas del los alrededores del aeropuerto. De las 396 personas a bordo, sólo hubo 23 heridos.
Como causas del accidente, la investigación señaló al fallo del capitán de no iniciar el procedimiento de aproximación frustrada por el mal tiempo, las alertas de cizalladura de viento y desviación de la senda de planeo. El primer oficial no tenía la experiencia necesaria para manejar el avión en un aterrizaje con viento cruzado. China Airlines fue reprochada por no incluir en sus manuales un procedimiento claro de aterrizaje con viento cruzado para ayudar a la tripulación.
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